Una de las cosas que nos planteamos a la hora de montar nuestra web, desde una tienda online a un blog personal, es elegir el proveedor y el tipo de alojamiento (Hosting, en inglés) que vamos a contratar. Si éste es tu caso, seguramente te interese esta mini-guía de elección de alojamiento para tu web.
La primera cosa que percibimos es que el exceso de información y la gran variedad de posibilidades hacen que el usuario medio se sienta bastante perdido en este aspecto, y por ello muy vulnerable a las técnicas marketinianas que normalmente se usan en este mundillo. Así que lo primero es aclarar un par de conceptos básicos que deberíamos tener en cuenta:
Si, lo has oído bien, hay algunos proveedores que ofrecen a sus clientes un alojamiento totalmente gratuito. Pero, si nadie da duros a pesetas, ¿cual es el truco? Realmente lo que sucede con este tipo de alojamientos, es que tratan de captar a sus clientes mediante un modelo Freemium-Premium, es decir, que primero ofrecen el servicio más básico de manera totalmente gratuita, y cuando ya te tienen ‘enganchado’, y necesitas más funcionalidades, espacio, ancho de banda, etc, debes pagar una cuota mensual como en todos los demás. Igualmente, deberás soportar publicidad y algunos otros elementos normalmente no deseados en tu sitio web hasta que te pases a ‘Premium’.
Por supuesto, este tipo de alojamiento tiene sus ventajas (obviamente, que es gratis), y puede ser conveniente en muchos casos, siempre y cuando tengamos claras las limitaciones que podrían surgir más adelante. Por ejemplo, si queremos crear una web sencilla, para colgar las fotos de una boda, crear un blog personal, o simplemente aprender a hacer una web, esta podría ser la elección correcta. En el caso de que nuestro proyecto sea algo profesional, como una tienda online o web corporativa, aconsejamos ir a por otro tipo de alojamiento.
También hay que tener en cuenta, que si pensamos empezar con un proveedor gratuito y usamos el editor que nos ofrecen como ‘la quinta esencia’ podemos encontrarnos con el problema añadido de tener que realizar la web de nuevo al cambiar de alojamiento, ya que la web está realizada con el formato propio del proveedor, y no es un ‘paquete’ que podamos descargar y subir al nuevo proveedor. Lo que pasa en las vegas, se queda en las vegas. Por lo demás, el funcionamiento es parecido a un hosting compartido, tanto si eres Freemium o Premium.
El más conocido de estos servicios es Wix
Esta opción es la más extendida de todas, por ser la más económica. Podría decirse que el 90% de las webs (que no el tráfico) están en un plan de este tipo. Lo habitual es que el precio ronde de los 2 a 15 euros mensuales. La manera de funcionar es la siguiente: En vez de usar un servidor para cada cliente, lo que se hace es que muchos usuarios compartan el mismo servidor, todos ellos gestionados mediante una aplicación diseñada a tal fin. La aplicación suele ser CPanel o Plesk, aunque depende del proveedor. La gran ventaja es que al compartir entre cientos de clientes el mismo servidor, cada uno paga una cuota muy pequeña, pero la gran contrapartida es que si el número de clientes por cada servidor es excesivo, los recursos del mismo se agotan y experimentaremos lentitud en la carga de nuestra web, caídas temporales del servicio y en el peor de los casos, pérdida de datos o infecciones de malware por culpa de clientes indeseados que estén en nuestro mismo servidor.
Vamos a explicar un poco las principales características y la importancia que tienen:
Muchas veces se ofrece un editor web para no tener que programar, al igual que en el hosting gratuito, con las mismas consecuencias negativas en caso de querer migrar en el futuro a otro proveedor, pero con la ventaja de poder editar nuestra web sin conocimientos avanzados.
Existe una variedad enorme de proveedores que ofrecen este servicio, os dejamos algunos:
Los VPS o Virtual Private Server, son un servicio que consiste en poner a disposición del cliente un servidor completo y exclusivo que podrá manejar a su antojo, aunque no se trata de una máquina física, sino una máquina conocida como Virtual. Una máquina virtual es un software que emula un ordenador real, y puede trabajar como si lo fuera. En cada servidor real funcionan varias de estas máquinas virtuales, con la ventaja de compartir el coste del servidor entre todas ellas. Es un paso intermedio entre un hosting compartido y el tener nuestro propio servidor físico, o servidor dedicado.
De nuevo, a mejores características técnicas, más nos costará el plan mensual, aunque en este caso ya tendremos que tener en cuenta otros parámetros, como es la memoria RAM de la que dispondrá nuestra máquina, o la velocidad de la CPU, puesto que ya estamos hablando de nuestro propio ‘PC’, aunque sea virtual. Recomendamos empezar por el escalon más bajo, ya que si se nos queda corto siempre podemos cambiar de plan y subir los recursos de nuestra máquina.
Al ser una solución más profesional, este es el plan recomendado para tiendas virtuales de pequeñas y medianas empresas que quieran tomárselo en serio. Con un VPS obtendremos nuestra propia dirección IP, estaremos más aislados de posibles vecinos incómodos que puedan ocasionarnos problemas y tendremos un control absoluto sobre la configuración de la máquina. Igualmente, si tu idea de negocio se basa en tu web (portales, comparadores, foros, buscadores, etc) y has pasado de la fase de testeo, necesitarás al menos un VPS para que funcione correctamente con muchos usuarios. No existe una regla de oro para saber cuando pasarse a un VPS, pero si tu web no carga rápido da por seguro que no podrás estar entre los primeros.
La contrapartida es que normalmente este tipo de servicio requiere de un conocimiento técnico más elevado, aunque la mayoría de proveedores ofrecen contratar tu VPS con o sin asistencia técnica para ayudarte a hacer estos trabajos. La buena noticia es que si necesitas un VPS, es que tu negocio online ya debería estar generando suficientes ingresos para pagar un VPS y a un profesional que te lo configure correctamente. Los planes los puedes encontrar desde 10-15€ al mes.
El siguiente escalón. Si nuestra web ha crecido lo suficiente, es posible que necesitemos un servidor para nosotros solos. A partir de 50 euros aproximadamente podremos disponer de uno. El funcionamiento es igual que el de los VPS, sólo que la máquina física que el proveedor pone a nuestra disposición sólo nos pertenece a nosotros. Este servicio lo suelen usar empresas grandes, que necesitan de un rendimiento elevado por contar con gran número de usuarios, o tiendas/foros/blogs con muchas visitas de manera constante. Podeis encontrar servidores dedicados en 1And1, Interserver o GoDaddy.com
Esta opción, relativamente reciente, es una evolución del alojamiento tradicional. El Cloud Hosting hace uso de su flexibilidad para optimizar los costes, asignando recursos a unos u otros clientes según les haga falta. Este tipo de hosting es controlado por un software capaz de mover, ampliar o reducir recursos en tiempo real a medida que nuestra web lo requiere. De este modo, el proveedor nos cobrará únicamente por los recursos consumidos, y no una cuota fija al mes.
El cloud hosting nos conviene si tenemos una web con picos de carga de trabajo en momentos puntuales, por ejemplo si sabemos que la gente sólo acude a determinadas horas, o en ciertas fechas o días del mes en los que hacemos algún tipo de oferta especial, etc. Por ejemplo, una web de apuestas tiene más tráfico los días previos a un partido que el resto.
Al final, casi todos los sitios web tienen picos de carga, por lo que el truco es saber si la diferencia entre el tiempo de ‘ocio’ y de trabajo es suficientemente grande como para que merezca la pena meterse en un Cloud (las tarifas de acceso suelen ser más caras que en otros tipos de alojamiento).
En el caso de que tengamos muy claro el tipo de web o la aplicación que queremos usar (Prestashop, Magento, WordPress, etc) es posible que nos resulte más cómodo usar un alojamiento diseñado específicamente para este uso.
Igualmente, podemos crear de manera sencilla una tienda online con alguno de los siguiente proveedores especializados en este tipo de producto para usuarios con bajos conocimientos técnicos:
El nivel de servicio en este tipo de hosting es comparable a un compartido.
Conclusiones
La conclusión es bastante clara. Lo más importante es dimensionar correctamente nuestro proyecto, de modo que elijamos el tipo de alojamiento que más se adecue a nuestro caso. A partir de ahí, la recomendación es elegir un proveedor contrastado y conocido, ya que nos dará más confianza, seguridad y continuidad en el tiempo. Muchas empresas de hosting pequeñas que están empezando ofrecen sus servicios a muy buen precio, pero hay que saber lo que se está contratando. Si no tienes mucha experiencia, te diría que fueras a por una de las grandes.